Alexandra nació en Atenas, Grecia. El año pasado decidió seguir su sueño: Ser Au Pair en Holanda. En pocos meses, encontró una familia de acogida en las afueras de Ámsterdam. Los padres de acogida son ambiciosos y ambos tienen carrera. Eligieron vivir en las afueras para poder dar más libertad a sus hijos, Remco y Rogier, que ahora tienen 16 y 15 años, mientras ellos trabajan. La semana pasada, Alexandra llevó a los hermanos a su entrenamiento semanal de hockey. Los dejó en el aparcamiento, y quedaron en volver a verse en el mismo punto después del entrenamiento, a las nueve. Recoger a los niños esa noche es un poco diferente.
Alexandra llega cinco minutos antes para recoger a los niños y asegurarse de que los chicos verán el coche al salir de la cantina del club de hockey. Aquel día llovía mucho. Alexandra ya esperaba que los hermanos llegaran un poco más tarde de lo habitual. Después de media hora esperando en el coche, empezó a preocuparse de todos modos. Al cabo de 45 minutos, los hermanos salieron por fin de la cantina y corrieron hacia el coche.
Alexandra está enfadada. «Esos niños son tan simpáticos y activos. Me gustan mucho», piensa mientras ve a los niños correr hacia el coche. «Lo único es que a veces no entienden la responsabilidad que siento cuando cuido de ellos, es decir, no comprenden cuántas cosas pueden pasar y no se preocupan por ello. Y no les importa que yo me preocupe». Los chicos abren la puerta de golpe y se deslizan dentro. Empapados. Alexandra se dirige a ellos inmediatamente: «¡Tenía que haberos recogido aquí a las nueve! ¡He esperado tres cuartos de hora! Estaba muy preocupada».
Remco mantiene la calma. «Teníamos que volver a meter todas las cosas en el garaje, nos tocaba hacerlo».
«¿Por qué está tan enfadada Alexandra?», piensa. «No lo entiendo. Estábamos en el campo de hockey, es un lugar seguro. Alexandra nos dejó aquí al principio de nuestro entrenamiento, ¿por qué debería preocuparse de que ya no estemos allí? A veces se asusta sin motivo».
¿Dónde está la conexión?
Esta historia muestra que Alexandra tiene una percepción diferente a la de los chicos del peligro y de lo que está acordado. Alexandra se siente muy responsable. Esto tiene sentido, pero se ha criado en un entorno en el que cualquier cosa desconocida también puede ser peligrosa. Desconocido en el sentido de no saber qué hacen los chicos y por qué llegan tarde. Los chicos, por su parte, no pueden imaginar que les ocurra nada malo mientras hacen sus tareas en el campo de hockey, y al ser jóvenes, en realidad ellos mismos se olvidaron de ello y no informaron a Alexandra con antelación. Tampoco se les ocurrió enviar un mensaje o acercarse al coche.
Algo desconocido se trata de forma diferente en las distintas culturas. En algunas culturas es peligroso y en otras es más fácil, a menudo lo llaman interesante, o ver dónde encalla el barco. En Holanda, al igual que en la India, los padres dejan que sus hijos salgan a explorar el mundo. En otras culturas, como la griega, hay una mayor necesidad de estructura y control, y los padres tienden más a advertir a sus hijos sobre los peligros del mundo. En esta historia, Alexandra siente que los niños que cuida son demasiado libres y no tienen en cuenta todos los peligros. Experimenta más estrés cuando no se mantienen los acuerdos de recogida con los niños.
No hay motivo para que Alexandra se enfade y espero que pueda despreocuparse un poco. Pero, por supuesto, también puede decirles a los chicos que para ella es muy importante avisarles si cambian los planes.
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Es importante saberlo:
Esta anécdota se basa en historias compartidas con nosotros. Connect2Us se esfuerza por poner de relieve el dilema desde ambos lados y no por etiquetar a las personas o sugerir que una u otra deberían comportarse de forma diferente. En nuestro trabajo transcultural diario vemos que basta con que los implicados sean conscientes para avanzar hacia el otro sin pretender que son muy diferentes. Connect2Us pretende ayudar a los lectores a reconocer y evitar los prejuicios. Lee sobre prejuicios, discriminación y racismo aquí.
