Han y su familia llevan ya un tiempo en Holanda. Han se siente por fin como en casa en el bonito barrio en el que viven ahora, aunque es muy diferente de su hogar en China. Pronto conocen a la mayoría de sus nuevos vecinos. Los vecinos son muy amables. Cuando Han los ve por la calle o en su tienda, a veces charlan. Algunos vecinos le preguntan por su país y por su familia, que sigue allí. Eso le gusta.
Aun así, Han está confuso. «Una vez invité a la vecina, Anna, y a su familia a venir a tomar sopa de tomate china de verdad. Pero aún no han venido, ni siquiera han contestado». Han estaba deseando que Anna probara la deliciosa sopa de tomate y poder estar juntos, con los niños. Ella y los demás vecinos son amables, pero también bastante distantes.
Anna piensa que Han es un buen vecino. Él, su mujer y sus hijos son muy entusiastas. Saludan y sonríen cuando se encuentran. «Se oye hablar mucho de China en las noticias. Cuando vi a Han el otro día, me paré y le pregunté cómo iban las cosas. Invitó a nuestra familia a cenar con él. Apenas le conozco todavía y, por supuesto, está muy ocupado. Le dije que iba a hablarlo en casa. Me alegro de que quisiera hacerlo. Pero cada cosa a su tiempo. ¿Verdad?»
¿Dónde está la conexión?
Han invitó a la familia porque pensó que el interés de Anna sería el comienzo de una relación amistosa entre los vecinos. Una comida fortalecería la relación y acercaría a las familias. Han procede de una cultura we y le gusta compartir su hospitalidad con todo el mundo.
En Holanda, con una fuerte cultura del yo, a menudo se distingue entre amigos y conocidos, como la gente del colegio, de la calle, del campo de deportes, del trabajo, etcétera. A los amigos se les suele invitar a casa, pero a los conocidos no; los ves donde los conoces. Han intenta conocer mejor a sus vecinos. Pero Anna no lo necesita. Ya tiene la agenda muy apretada y apenas queda con los amigos.
Aun así, Anna podría aceptar la invitación. Tampoco tiene que encajar exactamente en la agenda. Tomar esa sopa juntos ya es muy agradable. Esos momentos son muy importantes para los chinos. Son el principio de un vínculo de confianza entre vecinos. Y no saldrán por la puerta después de eso. O, si Anna prefiere mantener las distancias, también puede proponer un picnic en el parque. Ambas familias pueden llevar comida. Cada uno algo de su propia cocina. Así, para Anna, no hay obligaciones. Y para Han, un picnic así ya es una forma muy agradable de estar juntos.
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Importante saber
Esta anécdota se basa en historias compartidas con nosotros. Connect2Us se esfuerza por destacar el dilema desde ambos lados. No para etiquetar a las personas. Ni sugerir que unos u otros deban comportarse de forma diferente. La toma de conciencia por parte de los implicados es suficiente para avanzar hacia el otro. Sin pretender ser completamente diferentes. Connect2Us quiere ayudar a los lectores a reconocer y evitar los prejuicios. Lee sobre prejuicios, discriminación y racismo aquí.