Juan Carlos es de Guatemala, tiene 14 años y le encanta jugar al fútbol. Juega a menudo: en el club de fútbol, pero también en la calle. Lleva unos meses viviendo en Holanda y ya ha conocido a unos cuantos chicos del barrio que juegan regularmente al fútbol en la plaza. Es un chico emprendedor y va con el balón bajo el brazo a casa de su nuevo compañero de fútbol, Stefan. Juan Carlos llama al timbre a la hora de cenar, son las seis y, por tanto, la hora de cenar, pero Juan Carlos aún no lo sabe.
El padre de Bas abre la puerta. Qué bien que ese chico haya venido a buscar a Stefan, pero estamos a punto de cenar. Es bastante extraño que ese chico llame al timbre precisamente a esta hora. En Holanda todo el mundo cena a las seis, ¿no? “Entonces toda la familia está sentada a la mesa y no quieres que te molesten”, piensa el padre de Stefan. “¿No sabes qué hora es? Bas no puede venir ahora”, le dice al chico. Amablemente, pero con claridad. Y cierra la puerta.
Juan Carlos no sabe qué hacer. ¿Qué ha ocurrido? ¿Quizá ha dicho algo malo? “El padre parecía enfadado y me preguntó si no sabía qué hora era. Yo lo sabía, eran las 6. Pregunta estúpida. A lo mejor Stefan tiene castigo. ¡Sí que olía bien! Quizá iban a comer. Entonces, ¿podría haber esperado en la mesa? A mamá le encanta que la gente haga cola”. Juan Carlos bota un poco la pelota y vuelve a caer.
¿Qué ha ocurrido?
El horario diario en Holanda suele tener horas estrictas: la comida a la una y media, la cena a las seis y a partir de las diez se espera que dejes de hacer ruido. A menudo se espera que se respeten estos horarios. Esto también significa que si te invitan a algún sitio entre las 12.00 y las 18.00 puedes esperar café y galletas, pero no comida…”
En muchas otras culturas, estos y casi todos los horarios son menos estrictos. También para comer. También en Guatemala. Siempre hay comida, incluso para el invitado inesperado. Cocinamos comidas medidas, lo justo para la familia. Los platos están vacíos. Y si sobra, hay día de sobras.
Aquí puedes ver claramente la cultura del yo. La cena tampoco lleva tanto tiempo, y justo después de cenar nos ponemos rápidamente con los planes para la noche. ¡Me sorprendió lo que hacen los holandeses después de cenar por la noche! No me extraña que a la mayoría les guste acabar de trabajar a las cinco.
Juan Carlos tendrá que acostumbrarse a esos horarios. Y llamar al timbre a las seis acabará en decepción. Será mejor que toque el timbre más tarde, o que pida a Stefan que venga a buscarle. Quizá su madre también pueda cocinar un poco antes para que él pueda salir a jugar a su hora.
Por otro lado: el padre de Stefan también podría seguirle la corriente al entusiasmo de Juan Carlos por una vez y pedirle dentro que tal vez ponga un plato más. Cada uno una patata menos. ¡Una buena oportunidad para conocerse mejor y hablar de las costumbres de cada uno!
Las culturas del yo, como la holandesa, tienen una comunicación orientada a las tareas y una conciencia del tiempo. Esto significa que el día se divide en tareas y se les aplican determinados tiempos. Esto se aplica a las citas entre amigos, el trabajo, las actividades de ocio y para cenar.
Las culturas de nosotros no tienen un horario tan apretado, la comida es sinónimo de unión, de compartir y, por tanto, de relación. Eso requiere tiempo y por eso no lo escatimamos. Así que el horario diario es menos estricto y flexible según las circunstancias.
En resumen
Para el padre de Stefan:
- Acepta que Juan Carlos procede de una sociedad “nosotros”.
- Siempre serás bienvenido, aunque no sea del todo conveniente.
- Crea la oportunidad de hablar sobre la hospitalidad.
- Estate muy atento al lenguaje corporal del invitado, que puede estar triste pero no demostrarlo “realmente”.
- Disfruta de la presencia de alguien de otra cultura.
Para Juan Carlos:
- Acepta que Stefan procede de una sociedad del yo y que la familia suele ser reservada.
- Las raciones de comida preparadas suelen medirse con precisión.
- En Holanda, la gente come entre las seis y media y las siete. Será mejor que llames o esperes a ver.
- Sobre todo, haz tus preguntas. Los holandeses están acostumbrados a que se dirijan a ellos directamente.
¿Más información sobre las dimensiones de la cultura?
Es importante saberlo:
Esta anécdota se basa en historias compartidas con nosotros. Connect2Us se esfuerza por poner de relieve el dilema desde ambos lados y no por etiquetar a las personas o sugerir que una u otra deberían comportarse de forma diferente. En nuestro trabajo transcultural diario vemos que basta con que los implicados sean conscientes para avanzar hacia el otro sin pretender que son muy diferentes. Connect2Us pretende ayudar a los lectores a reconocer y evitar los prejuicios. Lee sobre prejuicios, discriminación y racismo aquí.